Para acoger el Festival de Eurovisión hay que cumplir con unos criterios mínimos marcados por la organización tales como: que la ciudad tenga una oferta hotelera de más de 2.000 habitaciones, estar cerca de aeropuertos internacionales, contar con un recinto con ciertos requisitos técnicos y capacidad mínima de 10.000 personas… hasta aquí todas las ciudades que cumplan las condiciones saben que tienen opciones. Pero hay un factor que hace inclinar la balanza hacia una candidatura u otra: la inversión económica.
Turín se impuso a ciudades como Milán y Bolonia. La ciudad del Piamonte contaba con un centro de producción de la RAI como Milán pero sacó los billetes encima de la mesa y presentó la nada desdeñable cantidad de 7 millones de euros para llevarse el Festival a casa, y así fue.
Todo el consistorio estaba a favor de acoger Eurovisión en su ciudad.
Con los presupuestos en la mano, la cifra para albergar el Festival ascendió a los 10.000.000€. El Ayuntamiento de Turín le tocaba desembolsar 5,25 millones y los 4,75M restantes los iban a aportar: Gobierno Italiano (1,5M€), Región Piamonte (2M€), Cámara de Comercio, Compañía de San Paolo e Iren (500m€ cada uno) y la Fundación CRT (250.000€).
La firma de contratos y concesiones para construir y hacer realidad el proyecto se firmaron en Octubre con la alcaldesa Appendino y días después elecciones municipales, nueva legislatura en marcha con nuevo alcalde y aquí empieza el particular eurodrama local.
El equipo del alcalde Lo Russo rehace las cuentas de los gastos y los números no salen:
La partida “alquiler y gestión del Pala Olímpico” pasó de 1.464 a 3 millones, la de “preparaciones, señalización, estructuras temporales,…” pasó de 3 millones a 3,7 millones, la partida “medidas de seguridad y prevención” pasó de 1.536 a 1,9 millones; el de promoción de la ciudad de 450.000 a 900.000 euros, el Eurovillage de 550.000 a 900.000€ y así hasta llegar a los 14,8 millones de euros, 4,8 más de lo previsto.
El Ayuntamiento se encuentra atado de pies y manos. Por una parte los contratos ya estaban firmados por el anterior gobierno y por otra está buscando nuevas fuentes de ingresos con nuevos patrocinadores que cubran con los gastos pero la RAI ha cerrado la puerta a esa posibilidad ya que es una competencia exclusiva suya. Lo dicho: Eurodrama económico-político en la ciudad.
El reloj corre, quedan menos de 30 días para empezar con el acto inaugural y falta el dinero. El Festival no corre peligro y la ciudad espera cubrir el déficit económico con la aportación que la UER suele realizar y que gira entorno a los 4-6 millones y con la recaudación obtenida a través de los fans que visiten la ciudad.
Las últimas ediciones pre pandemia han acabado con un balance económico positivo pero para los representantes políticos de Turín llegar al 15 de Mayo se les va a hacer muy largo.
Descubre cómo fue la elección de Turín para hospedar Eurovisión 2022 y todos sus encantos en este artículo de OGAE Spain