¡Bienvenidos una semana más queridos eurolectores!
Ya que nos encanta hacer tops y clasificaciones he estado pensando sobre cómo sería la lista de los países si los clasificáramos por distintos adjetivos calificativos… Por ejemplo, podríamos decir que el país más beneficiado en el festival es ¿Suecia? Jajaja… ¿Y el país más maltratado? ¿Portugal, Finlandia, Países Bajos?… ¿Y el que más disgustos nos da? Ese sin dudar un momento podemos afirmar que es España. ¡Nuestra gran cruz! La que llevamos a cuestas… Debimos de ser muy malos en otra vida y ahora estamos pagando esta penitencia.
Estaréis de acuerdo conmigo en que el país más anticuado, el que ha perdido el norte y no es capaz de encontrar el camino por el que anduvo varias décadas es el “Reino Hundido”. El que es menos comprendido por la gente no eurofan, en lo que a su participación en el festival se refiere, ha sido siempre Israel hasta que hace un trienio fue relegado a una posición secundaria por la participación de Australia. Y podríamos decir que el más fiel a sus raíces en general es Grecia…
Pero yo hoy os vengo a hablar de un adjetivo que nos toca la fibra especialmente. Quiero hacer un análisis para cuál es el país más CORRUPTO. Y es que aunque parezca mentira no es España. Aquí, en nuestro país ya estamos bien servidos de semejante ponzoña con el ámbito político y las informaciones que nos llegan cada día; las cuales cada vez nos sorprenden menos y nos decepcionan más… Pero corramos un tupido velo…
Siempre ha existido la sombra de la sospecha en todo lo relacionado con el festival de Eurovision. Desde el primer año de celebración con aquellos dos jurados luxemburgueses que no estuvieron presentes en la edición de 1956 y fueron sustituidos por dos jurados suizos que se dice, se comenta y se rumorea que le dieron la victoria a Lys Assia y su Refrain. Pasando por la cuestionada victoria de Massiel gracias a los trabajos en despachos de los directivos de RTVE como adalides del caudillo y la compra de cámaras de televisión a la cadena alemana para que nos inflara de puntos hasta pasar por la mínima a Cliff Richard. Y llegando hasta las votaciones clásicas con los jurados encerrados en salas y observados por la fantasmal figura del notario de turno, que siempre nos dicen que está presente pero nunca le vemos la cara, ni la rúbrica… Pero os pregunto yo: ¿Y dónde no hay corrupción? ¿En la política, en los Oscars, en los JJ.OO, en el fútbol o cualquier otro deporte? Todo lo que mueve dinero, mueve a su vez intereses. Y cuando hay intereses de por medio cada uno intenta barrer para su casa de modo que la ética, la equidad y la justicia se nublan ante el ansia de salir bien parados… ¿No creéis?
En la realidad eurovisiva que vivimos en la actualidad existe una única dirección en la que debemos mirar cuando hablamos de corrupción y manipulación. Y esa no es otra que la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que se desmembró hace tres décadas e invadió nuestro amado festival de los veintidós países, de la orquesta en directo y de las lenguas vernáculas. Existen una gran cantidad de ejemplos de podredumbre entre los países del este que tan alejados están de los transparentes nórdicos, entre ellos Suecia como el paradigma de la claridad a la hora de hacer públicos los resultados de su método de elección de participantes. Claro, que si lo analizamos un poco más en profundidad, ¿no es una gran incongruencia que el que está considerado el país más “limpio” del eurofestival, es decir, Suecia, a su vez sea el que está dirigido por el que es considerado el gran manipulador de la Eurovision actual? El brillante Christer Björkman, amado por muchos y odiado por tantos otros, consigue rizar el rizo haciendo que lo manipulado parezca que no lo está. El que yo creo que será el futuro Supervisor Ejecutivo del Eurovision Song Contest es capaz de buscar los resquicios perfectos a la norma del juego para dar justificación a su abuso de poder y hacer y deshacer a su antojo. Hila fino y con gusto para hacer un festival a su medida en el que destaquen especialmente las candidaturas que presenta año tras año… Y es que el Melodifestivalen se le queda pequeño y por eso mismo extrapola los cambios que realiza en el festival sueco al europeo. Grandes cambios como la combinación de jurado y televoto, actuaciones de intermedio eternas, división de la votación en dos grupos dejando el televoto sin desglosar para dar más emoción, y el más grande e injusto de todos, el hacer un orden de actuación premeditado y ajustado a criterios de ritmo que no deja libertad al azar y la igualdad… Es triste que muchos eurofans, entre los que me encuentro, nos lo comamos con patatas y aplaudamos hasta desgastarnos las manos sin ser conscientes en determinados momentos de que el clásico festival con el que crecimos ha perdido parte de su identidad e idiosincrasia. Pero más triste es aún que muchas televisiones europeas estén cegadas por este mago de la industria musical televisiva y le contraten para volver sus preselecciones más competitivas y menos diferenciadas. Australia estuvo a punto de contar con él en 2018 para celebrar su primera preselección que acabó en intento fallido, y Suiza y Francia entre otras han recurrido a su consejo para modificar el modelo de elección.
Pero volviendo a las naciones ex soviéticas, aunque los escándalos en las selecciones nacionales de Rusia y Ucrania son dignos de folletín, así como las manipulaciones que vemos en Azerbaiyán y Armenia a la hora de elegir candidatos y realizar inversiones económicas en las candidaturas; quién se lleva palma como el país más corrupto de Eurovision en lo que a preselecciones nacionales se refiere, es Bielorrusia.
Cuando hace una década en el EMA esloveno veíamos año tras año como los favoritos quedaban segundos porque valía más la votación de un reducido jurado de expertos que el voto de los telespectadores. Algo injusto y poco plural. Nunca pensamos que llegaríamos a cotas tan altas como las que se están alcanzando por parte de la “Rusia blanca”. Dónde un año gana un cantante y al rato es descalificado y se lo dan al segundo, otro año gana otra cantante con una canción pero días después cambia de tema y presenta al final algo que no tiene nada que ver con lo que votó la audiencia, otro las normas se modifican en medio del proceso de selección, etc, etc, etc… Pero veamos en profundidad lo que ha ocurrido en las catorce participaciones del país desde que debutaron en 2004 para hacernos una idea mejor:
2004.- Este año no sucedió nada extraño. Los participantes estaban obligados a presentar una canción que tuviera como mínimo una parte en inglés, y los ganadores cumplían el requisito.
2005.- Aquí empezamos con la plancha… El día de navidad hubo una preselección en la que ganaba el top 3 que pasaba a otra final el día 1 de febrero. Angelica Agurbash ganó dicha gala con el tema Boys and girls vestida de extraterrestre, pero tras ver las grandes críticas y la mal acogida que tuvo su candidatura por parte de los fans europeos decidió cambiar de canción… La íntima amiga de Philipp Kirkorov y Alla Pugacheva seleccionó internamente Love me Tonight de Nikos Terzis… Ahí nació la gran relación que tienen Rusia y Grecia eurovisivamente hablando en la actualidad. También surgió la amistad entre Kirkorov, Kontopoulos y Evangelinos, el denominado Dream Team de Eurovision… No tengo más que decir señoría…
2006.- Tres canciones y artistas pasaban de una gala en la que solo mandaba el televoto a una final interna en la que elegía la canción ganadora un jurado interno. La ganadora fue Polina Smolova con Mama.
2007.- Mismo método que el año anterior. Final con televoto en la que el top 3 resultante era juzgado por un jurado interno. En este caso el ganador del televoto fue el elegido después de forma interna… Koldun con Work your magic fue el ganador. ¿Pero sabéis quién era el compositor de la canción? Sí… Kirkorov de nuevo jajaja.
2008.- De nuevo siguieron con el sistema de los dos años anteriores visto que les había funcionado en Helsinki y les había dado su mejor posición hasta la fecha (6º lugar). Hasta la vista de Ruslan Alehno fue la ganadora del televoto en la gala y de la elección interna del jurado que sí tuvieron en cuenta la opinión del respetable como parte vinculante.
2009.- De nuevo existía una forma de elección mediante dos galas, en la primera se clasificaba el top 5, que actuaba en la gala final, solo que aquí parece que les apeteció ser más justo y el ganador era elegido por televoto. Petr Elfimov con Eyes that never lies viajó a Moscú de manera justa.
2010.- El grupo 3+2 fue seleccionado internamente con el tema Far away, que a tres días vista de cumplirse la fecha de presentación de candidaturas fue cambiada por Butterflies del famosísimo compositor sueco Robert Wells, que les acompaño con el piano en el escenario de Oslo.
2011.- Anastasia Vinnikova fue elegida por un jurado interno con el tema Born in Byelorrusia. Días después se anunció que la letra sería cambiada por I am belarusian ya que contenía menciones a recuerdos del periodo soviético. Y otra vez días más tarde la canción fue descalificada porque se descubrió que había sido cantada en público en verano de 2010. Así que deprisa y corriendo se compuso un sucedáneo llamado I love Belarus.
2012.- Aliona Lanskaya con All my life gana el televoto de la superfinal a 5 celebrada en febrero, pero el presidente de la BTRC abre una comisión de investigación del televoto porque había indicios de que la cantante y su equipo habían amañado el mismo. Así que fue descalificada y a Bakú viajó el grupo Litesound con We are the heroes.
2013.- Como los bielorrusos son muy humanos y les va la marcha tropezaron al año siguiente con la misma piedra: Aliona Lanskaya. La cuál ganó de nuevo el televoto por goleada con Rhythm of love. Pero como las curiosas normas del Eurofest dicen que el artista puede cambiar la canción una vez que haya ganado la preselección, la señora escuchó Solayoh y se marcó un “cámbiame” a su medida.
2014.- Teo con Cheesecake ganó el Eurofest de ese año sacando 20 puntos en total. Con el 8 del televoto pero siendo valorado por el jurado con el 12, a la inversa de los favoritos del televoto que obtuvieron el 8 del jurado… Pero como en esos países tiene más importancia el jurado que el televoto… ¡Una verdadera vergüenza! Esta norma es la que más me indigna de todo lo que rodea las preselecciones de Eurovision.
2015.- Este año el sistema de votación de la final bielorrusa tenía la siguiente distribución: 1/8 para el televoto y 7/8 para los siete miembros de jurado (¡risas!) Así que los ganadores del televoto solo sacaron 18 puntos de los siete jurados mientras que Uzari & Maimuna con Time sumaron 8 puntos del televoto pero 68 del jurado… Y con ello el jurado decidió que los abanderados en Viena serían el dúo…
2016.- Solo hubo televoto que supuestamente, y digo supuestamente porque yo ya no me creo nada de este país de pacotilla, fue ganado por Ivan con Help you fly sacando solamente 800 o 900 llamadas a los favoritos NAPOLI.
2017.- Los favoritos del televoto se llevaron un cero como una catedral de grande del jurado, mientras que Naviband y Historyja majho zyccia que tan solo tuvieron 6 puntos del televoto, fueron el 12 del jurado… ¿Qué pasó? Que ganó quién el jurado quiso… para variar…
2018.- Y llegamos a este año, que es de traca… Mi guilty pleasure de la edición, Forever de Alekseev, fue la propuesta ganadora del Eurofest tras días y días de polémica… El cantante ucraniano presentó esta canción en ruso al Vidbir 2018, es decir la preselección de Ucrania, pero el tema no fue seleccionado. Así que como el niño tenía que ir por narices a Lisboa, sí o sí la iba a colar en algún lado… ¿Y dónde mejor que el Eurofest bielorruso que es un coladero de estafas? Así que el representante de Alekseev le dijo al chico: “Grabamos el tema en inglés y nos vamos a Minsk, que allí ganas de calle”. Dicho y hecho. Con su canción bajo el brazo se fueron a los estudios centrales de la BTRC y la ofrecieron aunque la canción se había cantado en varios festivales eslavos en verano y ya había sido publicada con anterioridad en ruso… La televisión bielorrusa preguntó por estas cuestiones y el representante respondió: “No pasa nada, al ser en inglés es como si fuera nueva y vale perfectamente”. La cadena dio el visto bueno y le metieron en el eurobingo éste que tienen como método de elección, pero por si acaso grabaron una tercera versión con cuatro arreglos musicales y vocales que le quitaban un pelín de ese aire rancio soviético que adorna el tema. Muchos de los participantes de la preselección se retiraron e hicieron públicas sus quejas tras saber todo esto, pero como parece que estaba más que claro quién había decidido ya la televisión estatal bielorrusa que sería su representante, hizo caso omiso a las quejas y todo continuó hacia delante… ¿Qué sucedió en la gala de hace unas semanas? Alekseev se llevó el 12 del jurado y del televoto y con el ello el billete a Portugal… ¿Qué ha hecho la EBU posteriormente? Decir que todo vale. Que no hay problemas con que se cantara en verano, que no hay problemas con ninguna de sus versiones, y que el chico justito de voz podrá pisar el escenario lisboeta con su versión inicial en inglés… ¿Qué me parece? Pues os seré sincero… aunque me indignan semejantes decisiones y actuaciones, como este año llueve a mi gusto y me tiene loco la candidatura de Bielorrusia, si se han permitido tantos incumplimientos y saltos de normas, por una más tampoco pasa nada… ¡Solo faltaría que el año que me gustan se pongan dignos, formales e incorruptos! Y es que todos nos vendemos en algún momento y opinamos según sople el viento. Yo el primero. Y el que diga que no, ¡miente! Y si no puedes a tu enemigo, únete a él. No vamos a cambiar la corrupción, los intereses creados y las malas artes que se mueven en todos los ámbitos en general y en Eurovision en particular, “así que disfrutemos de Eurovision, que Eurovision es música y la música es para disfrutar.”.
Eurobesos para todos.
Firmado: Juan Manuel Jiménez Díaz
@juanmajd
*Todas las afirmaciones e ideas expresadas en este artículo de opinión pertenecen única y exclusivamente a su autor, y son totalmente ajenas a la Asociación OGAE Spain.