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MADRID 1969: UN FESTIVAL QUE MARCÓ LA HISTORIA DE EUROVISIÓN

 La noche del 29 de marzo de 1969, Europa centraba su atención en el Teatro Real de Madrid, pues por primera vez, y única hasta la fecha, España acogía el Festival de Eurovisión. Los espectadores disfrutaban aquella noche de sábado del festival, que causó polémicas incluso antes de ser celebrado debido al régimen político de España de aquel entonces, sin saber que el final de aquella velada quedaría grabado en la historia de Eurovisión.

ORGANIZACIÓN Y DIAS PREVIOS

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Cartel de Eurovisión 1969, diseñado por Salvador Dalí.

  Se respiraba emoción en el ambiente los días previos al Festival de Eurovisión 1969. España se había volcado en la organización del evento, para el que se invirtió 100 millones de las antiguas pesetas con expectativas de crear un espectáculo sin precedentes que llegaría a una audiencia potencial de 500 millones de espectadores, ya que el festival no sólo fue emitido en los 16 países participantes, sino que también fue emitido en países como Brasil, Chile, Puerto Rico, la Unión Soviética, Marruecos, Túnez, Polonia, Rumanía, etc.

 Para este evento, TVE designó a Ramón Díez como realizador de la gala, y a Arthur Kaps, jefe del Departamento de Festivales, como productor. Arthur Kaps y Juan José Rosón, director general de TVE, se encargaron además de coordinar toda la organización del certamen. Era la primera vez que España retransmitía en directo un programa a color y, para ello, TVE invirtió en las mejores tecnologías del mundo audiovisual. Paradójicamente, los españoles tuvieron que verlo en blanco y negro debido a que en nuestro país no se habían comercializado los televisores a color por aquel entonces.

 Salvador Dalí, uno de los máximos representantes del surrealismo, fue designado por Fraga para diseñar toda la publicidad relacionada con el Festival de Eurovisión. Algo que fue muy criticado por intelectuales europeos, ya que el artista, que en su juventud había estado relacionado con el anarquismo y el comunismo, ahora trabajaba y mostraba simpatía por el régimen fascista. Era la primera vez que se hizo un cartel para anunciar el evento.

 Debido a que España se encontraba bajo un régimen dictatorial, Eurovisión 1969 se vio envuelto en varias polémicas. Era tal la situación de tensión que la organización se vio obligada a reforzar la seguridad durante todos los días que Madrid acogió el festival, ya que incluso se produjo una amenaza de bomba.

 La primera polémica a destacar fue la retirada de Austria del certamen, ya que el país se negaba a enviar a uno de sus artistas a un país bajo un régimen fascista. Austria, a pesar de no participar en el evento, lo retransmitió a través de la ORF.

En Suecia, a pesar de que el país participó en la competición, también se vivieron momentos de tensión. Más de 1500 personas se manifestaron frente a la Embajada Española en Suecia debido al Estado de Excepción que el gobierno franquista había decretado en Enero a causa de los conflictos universitarios y de la progresiva agitación estudiantil que vivía el país. Esto también llevó a que una gran cantidad de artistas suecos se negaran a participar en el Melodifestivalen para no tener que actuar en España.

 España necesitaba lavar su imagen de cara al mundo y Eurovisión era una oportunidad de oro que no podía dejar escapar. Es por ello que el gobierno decidió derogar el Estado de Excepción para que el resto de Europa pudiera comprobar que España era un país presidido por “la paz y el orden”. Además de derogar el Estado de Excepción, varios países pidieron al gobierno español la liberación de ciertos presos políticos para ir a cantar a España y, según dijo en TVE Salomé en 2004, esto se hizo efectivo.

 Además de las medidas tomadas por el gobierno de España para agradar y atraer al resto de países que competían en Eurovisión, la organización no dudó en agasajar a las delegaciones y prensa internacional los días previos al festival con fiestas, actividades y viajes: Visitaron lugares como Málaga, Mallorca, Toledo o la Estación Espacial de Buitrago y asistieron a diversas actividades culturales como obras de teatro, estrenos de cine y espectáculos de flamenco. Aparte de las numerosas cenas y almuerzos brindados por TVE, fueron invitados a numerosas cenas y fiestas, como la que organizó el Real Madrid en el Santiago Bernabéu para todos los asistentes al festival o el cóctel que la Federación Nacional de Asociaciones de la Prensa ofreció en el Palacio de la Prensa de Madrid.

EL FESTIVAL

 A las 22:00 del sábado 29 de marzo, después de días de preparativos, ensayos y multitud de eventos, comenzaba la competición de Eurovisión 1969. Tras la interpretación de un estribillo de la canción «La, la, la», ganadora de Eurovisión 1968, por parte de la orquesta, Laurita Valenzuela apareció en el escenario, diseñado por Bernardo Ballester y en cuyo centro se encontraba una escultura realizada por Salvador Dalí.

Laura Valenzuela durante Eurovisión 1969
Laura Valenzuela durante Eurovisión 1969

 Laura Valenzuela, que presentó el festival en español, francés e inglés, se atrevió a dar las buenas noches a todos los países participantes en sus respectivos idiomas antes de dar paso a la primera competición, no sin antes mostrar la tabla de votaciones y recordar que ganaría la canción «que haya obtenido mayor número de votos», a la que felicitó de antemano sin llegar a imaginar el inesperado final de la competición.

 Los comentarios de la retransmisión de TVE corrieron por vez primera a cargo de José Luis Uribarri, quién se convertiría en la voz mítica de las retransmisiones de Eurovisión en España. Miguel de los Santos fue el encargado de comentar el festival a través de Radio Nacional de España.

 Además del cartel promocional, Eurovisión 1969 contó con el eslogan «La España diferente». Este eslogan fue también el título de una pieza audiovisual, realizada por Javier Aguirre y con música de Luis de Pablos, proyectada durante el Interval Act y en la que se mostraban paisajes y rincones de España.

 La censura que TVE aplicaba a sus programas también estuvo presente en Eurovisión 1969. Por ejemplo, la presentadora, Laura Valenzuela, fue obligada por el censor del Ministerio de Información y Turismo a llevar un forro bajo su vestido de encajes. Tommy Körberg, el cantante de Suecia, tuvo que cortarse el pelo, pues según la organización lo tenía «demasiado largo». Para evitar posibles malentendidos y chistes a raíz de juegos de palabras, la canción portuguesa, «Desfolhada», fue presentada con el título traducido al español, «Deshojada».

 Las votaciones estuvieron moderadas por Clifford Brown y fueron algo lentas debido a diversos fallos en la comprensión de los votos y por algún que otro problema con el marcador. Tras unas votaciones de infarto, el recuento de votos terminó con cuatro países empatados en primer lugar con 18 votos: España, Francia, Países Bajos y Reino Unido.

 Tras este inesperado final la incertidumbre se apoderaba del Teatro Real de Madrid. La propia Laura Valenzuela llegó a preguntarle hasta tres veces a Clifford Brown si lo que estaba ocurriendo era normal. El notario de la UER certificó que, tal y como Laura anunció al comienzo del evento, las reglas dicen que ganaría la canción «que haya obtenido mayor número de votos» y, al no haber un punto acerca de qué hacer en estos casos, las cuatro canciones eran nombradas vencedoras. Además, con la victoria de Salomé, sería la primera vez que un país gana dos veces consecutivas el festival.

Massiel, ganadora de Eurovisión 1968, junto a las cuatro ganadoras de Eurovisión 1969.
Massiel, ganadora de Eurovisión 1968, junto a las cuatro ganadoras de Eurovisión 1969: Lulu, Salomé, Massiel, Frida Boccara & Lenny Kuhr.

REACCIONES TRAS EL FESTIVAL

 Eurovisión 1969 fue un éxito de organización y, aunque en términos económicos hubo más pérdidas que ingresos, desde un punto de vista propagandístico le reportó a España y a TVE numerosos beneficios. Los miembros de la UER sugirieron la posibilidad de que la edición de 1970 se celebrase de nuevo en España, pero TVE declinó tal honor y fue finalmente Países Bajos quién propuso la ciudad de Ámsterdam como sede de la próxima edición del concurso.

Portada del periódico ABC (30 de marzo de 1969)
Portada del periódico ABC (30 de marzo de 1969)

 La prensa española no dudó en presumir del gran evento que tuvo lugar en Madrid, las felicitaciones recibidas por las televisiones participantes y, obviamente, hacer eco del hecho histórico que había sucedido aquella noche en Madrid, ocupando la noticia numerosas portadas y espacios en los periódicos.

El periodista Alberto Mallofre, enviado especial del periódico «La Vanguardia» para cubrir el festival, recogía en su crónica las siguientes palabras: «El Teatro Real madrileño ha sido esta noche un ascua resplandeciente. Durante unas horas ha polarizado la atención ciudadana en tal medida que no tiene precedentes en ninguna de las trece ediciones anteriores, celebradas en Lugano, Frankfurt, Hilversum, Cannes (dos veces), Londres (tres veces), Luxemburgo (dos veces), Copenhague, Nápoles y Viena. El pueblo de Madrid ha exteriorizado en mil detalles su complacencia por el hecho de dar albergue a esta peculiar manifestación de la actual cultura de masas. Y así ha gozado el certamen durante toda la semana de un calor popular especialmente remarcable, que ha culminado en la gala de esta noche, como el trueno final de una traca retumbante».

 Desde la prensa, hubo numerosas críticas al recinto en el que Eurovisión 1969 tuvo lugar debido al espacio, pues se consideraba que el Teatro Real demasiado pequeño para la envergadura del evento.

 «La atmósfera de evidente desmesura que ha reinado en varios frentes hasta el instante de dar comienzo a la transmisión, ha chocado en brusco contraste con el aforo del Teatro Real, que, pese a su indiscutible suntuosidad, se ha mostrado insuficiente, no ya sólo para admitir público, sino para dar cabida a todas las personas a las que el Festival concierne en algún sentido. Para la eficacia de la empresa hubiera sido mejor otro recinto más funcional, y más amplio por supuesto. Y, si interesaba “enseñar” el Teatro Real, se hubiera podido organizar allí algún concierto sugestivo, a sumar a la larga lista de festejos», comentaba Alberto Mallofre al día siguiente en la prensa.

 Este problema de espacio llevó a la organización del festival a trasladar a la prensa a una sala habilitada para ellos, donde pudieron seguir Eurovisión a través de una gran pantalla. Esto fue muy comentado también por la prensa española, que manifestó su desagrado en sus artículos.

 «Al transmitir esta crónica, tiene uno la sensación vaga como de estar contándole a su abuela el cuento de Caperucita Roja. Todo cuanto pueda uno decir, lo sabe ya el lector porque lo vio al mismo tiempo y con margen sobrado para formarse su propio juicio», comentaba Alberto Mallofre al final de su crónica.

 Casi cinco décadas después de aquella noche del 29 de marzo de 1969, se sigue recordando aquel festival de Madrid 1969 como uno de los festivales que marcó la historia de Eurovisión tanto por su gran organización como por su mítico desenlace.

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